Consejos para criar a un ahorrador
Comience a enseñarles a sus hijos a administrar el dinero desde pequeños con lecciones apropiadas para su edad.
Principales conclusiones
✓ Promueva buenos hábitos en sus hijos de maneras apropiadas para su edad.
✓ Las lecciones sobre el dinero pueden comenzar incluso a los tres años, con pequeñas pagas mensuales.
✓ A medida que los niños crezcan, recompense sus buenas decisiones para reforzar estas lecciones.
¿Sus hijos serán inteligentes con el dinero? La respuesta depende mucho de usted.
Muchas personas adquieren valores de sus padres con relación al dinero. Por esa razón es importante que los padres prediquen con el ejemplo y hablen con sus hijos sobre el dinero desde una edad temprana.
Se puede inculcar a los niños una valoración inteligente del dinero desde muy pequeños. Estas son algunas estrategias para cada una de las etapas de desarrollo de los niños que le ayudarán a criar un hijo que administre el dinero con inteligencia.
3 a 6 años: Haga del ahorro una experiencia visual
Quizá piense que transmitirle valores sobre el dinero a un niño de tres años es un ejercicio fútil, pero los expertos opinan lo contrario. Cuanta más cosas relacionadas con el dinero se les «muestran» a los niños, más absorben. Puede ser una manera creativa de comenzar a enseñarles a posponer la gratificación. La clave está en hacer que el ahorro sea visual y muy concreto.
Los niños pequeños pueden entender qué significa tener una meta y avanzar hacia ella, siempre y cuando puedan ver que sucede. Podría comenzar por darles una pequeña paga mensual. Darles una paga a los niños contribuye a enseñarles a administrar su propio dinero. Pero depende de cómo y cuándo lo haga: no puede tan solo darles dinero y dejarlo ahí. En lugar de eso, pregúnteles qué quieren hacer con el dinero.
Con los niños pequeños, considere la posibilidad de que pongan el dinero en un frasco, donde puedan verlo acumularse, o déjelos usarlo para comprar algo. De esa manera, comienzan a entender, en un sentido amplio, que con dinero pueden comprar lo que quieren. Estos principios ayudan a sentar las bases para que vayan ahorrando más en serio a medida que crezcan.
7 a 10 años: Aprendizaje por ensayo y error
A esta altura, sus hijos están comenzando a comprender qué pueden comprar con dinero y a descubrir el valor de las monedas y los billetes, pero es posible que todavía necesiten ayuda visual para ahorrar. Podría seguir con el frasco de ahorros, pero aumente la cuantía y dele a su hijo quizá una cantidad para sus gastos diarios, otra para compras importantes y una tercera para donaciones. El uso de diferentes frascos sigue promoviendo el establecimiento de metas y comienza a introducir la idea de que hay diferentes cosas que los niños pueden hacer con el dinero.
Es más, como sus hijos están comenzando a descubrir cuánto cuestan las cosas, es un buen momento para presentarles la idea de «necesitar suficiente dinero» y esperar hasta tenerlo. Lleve a su hijo de compras y cuéntele que no tiene suficiente dinero para comprar un artículo ahora, pero podrá comprarlo después de ahorrar algo de dinero. Formar su comportamiento es más eficaz que dar consejos o instrucciones sin más.
Hora de adquirir compromisos
Intente hacer que sus hijos sientan lo que es «no tener suficiente dinero todavía» en sus propias carnes. Déjeles elegir algo especial en una tienda, algo que no puedan comprar en ese momento, y demuéstreles que dentro de tres semanas, por ejemplo, si ahorran toda su paga, podrán comprar el artículo que quieren. Si su hijo opta por comprar algo menos caro y menos deseable ahora en lugar de esperar a comprar el premio gordo, considere permitírselo. Esa puede ser una valiosa enseñanza sobre compromisos: si gasta ahora en lugar de ahorrar, podría no conseguir lo que de verdad quiere más adelante.
11 a 14 años: Muestre diferentes fines para el dinero
A esta altura, los niños suelen tener suficiente edad para entender que el dinero se puede usar con varios propósitos. Deben entender que es posible ahorrarlo a largo plazo (por ejemplo, para seguir estudiando), separarlo para situaciones de emergencia o épocas difíciles, donarlo a quienes lo necesitan y, por supuesto, gastarlo en cosas que se desean.
Intente enseñarles a sus hijos a valorar el dinero mediante una «estrategia de segmentación». Esto implica reservar una cierta cantidad de dinero para diferentes fines. Podrían tener metas a corto plazo, como comprar un dispositivo nuevo o hacer donaciones a una organización benéfica, o metas a más largo plazo, como ahorrar para comprar un vehículo. Su objetivo es enseñarles que lo ideal es ahorrar el dinero antes de gastarlo en cosas opcionales.
Siéntense juntos y planifiquen cuánto dinero (ya sea el de su paga o dinero que hayan ganado) destinarán a cada segmento. Elija un buen lugar donde poner el dinero. Un frasco en casa podría seguir siendo un buen recurso para las metas de ahorro a corto plazo porque puede reforzar el aspecto visual del ahorro y es probable que no haya suficiente tiempo como para que ese dinero acumule muchos intereses.
Para las metas a más largo plazo de su hijo (p. ej., comprar un vehículo o un ordenador), considere la posibilidad de abrir una cuenta con interés compuesto o una que permita hacer inversiones. Para ejemplificar las ventajas de dejar que el dinero se acumule y el poder de la capitalización compuesta, haga un experimento: coloque la misma cantidad de dinero en el frasco y en la cuenta de inversión durante varios meses. Después compare la cantidad que hay en cada lugar.
Y, para que esos ahorros sigan acumulándose, su hijo debería adquirir el hábito de guardar en una cuenta de ahorros al menos parte del dinero que reciba de cumpleaños, fiestas y ocasiones especiales. Cuando gane dinero por hacer tareas del hogar o de su trabajo después de la escuela, una parte de sus ahorros podría destinarse a un futuro lejano, mientras que el dinero que vaya a usar en los próximos años podría colocarse en una cuenta de ahorros u otra opción a corto plazo.
Iguale la aportación
¡Recompense los buenos hábitos de ahorro! Es posible que a los niños de todas las edades y a los adolescentes jóvenes ahorrar no les resulte tan gratificante como gastar todo el dinero, así que intente llegar a un punto en el que iguale el ahorro de su hijo con sus aportaciones. Por ejemplo, si la meta de su hijo es ahorrar una cierta cantidad, una posibilidad sería agregar una suma adicional a los ahorros después de alcanzar la meta. Eso podría sentar las bases para que ahorre con mayor disciplina más adelante en su vida, cuando, por ejemplo, alcance la madurez y quizá reciba aportaciones de la empresa donde trabaje mediante un plan de jubilación o de ahorros.
15 a 17 años: Haga un seguimiento
Con la educación superior o un primer trabajo en el horizonte, usted debe sentar las bases para la elaboración de presupuestos. Si bien sus hijos tal vez no gocen de independencia económica durante su educación superior (si es que eligen ese camino), es probable que en cierta medida tengan que administrar su propio dinero. Una manera de conseguirlo puede ser mediante un trabajo después de clase o los fines de semana. Es probable que sean más cautos con lo que han ganado que con el dinero que reciben sin más, lo cual resalta la importancia de los comportamientos de ahorro de los que hablamos más arriba.
Aprender a elaborar un presupuesto consiste en desarrollar lo que su hijo ha aprendido hasta ese momento:
- El dinero es un medio para un fin.
- El dinero cumple con diferentes fines.
- Siempre hay que hacer compromisos.
Haga que sea simple. Ayúdele a su hijo a hacer una lista de qué tiene que pagar con su propio dinero y asígnele un coste a cada artículo (combustible, ropa, entretenimiento). Divida la lista en cosas necesarias y deseos y después pídale a su hijo que intente vivir durante unos meses con lo presupuestado como «prueba» antes de irse a vivir solo. Incorpore el ahorro al presupuesto, lo cual puede ayudar a su hijo a ver cómo se acumula el dinero con el tiempo e incluso aprender algunos de los aspectos básicos de la inversión.
Pruebe nuevas herramientas
Los niños de mayor edad entienden de tecnología, así que hable de la elaboración de presupuestos en sus términos. Ayude a su hijo a establecer un presupuesto por Internet del que pueda hacer un seguimiento y ajustar con solo un toque de pantalla o un clic del ratón. En su defecto, cree una hoja de cálculo simple de presupuesto que refleje los ingresos y los gastos de su hijo, y pídale que todos los meses la modifique y haga un seguimiento de los números según el dinero que gaste y ahorre.
Para criar a un ahorrador, debe dar ejemplo con buenos hábitos financieros y entender cómo incentivar a su hijo a diferentes edades. Por encima de todo, dado que los niños aprenden las cosas haciéndolas, déjeles que tengan experiencias reales con el dinero, bien sea mediante el establecimiento de una meta y el ahorro para alcanzarla o mediante el error de gastar demasiado y aprender de ello. Estas lecciones de vida no tienen precio cuando se transforman en un futuro con comodidad financiera.
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